sábado, 14 de mayo de 2011

Kebab es Historia (II): Hombre de Cromañón

Descubiertas pinturas rupestres con cromañones comiendo kebabs


Pintura rupestre que muestra a un típico cocinero de kebab con el 
rollo de carne y su sombrero, mientras una suerte de pollo observa
impertérrito su inapelable, duro aunque  exacto destino; unos dürüm 
recién hechos acumulados por el cocinero y dos del grupo que  
celebran su hazaña.
El historiador Paul Preston ha vuelto a petarlo. Si ya nos sorprendió con que Descartes era un aficionado al Dürüm (enlace), ahora vuelve a la palestra de actualidad con esta bomba: el hombre de Cromañón comía kebabs, según demuestra con las pinturas rupestres que ha encontrado en la misma zona de Dordogne (Francia), cuna de los descubrimientos sobre el hombre de cromañón por el geólogo Louis Lartet hace ciento y pico años.

El Holoceno está que arde
El hecho pone de manifiesto que se consumen kebabs por lo menos desde hace 30 ó 40.000 años (pero no podemos asegurar que antes de esta fecha no se consumieran) y pone la ocupación de “cocinero de kebab” como el oficio más antiguo del mundo. El panorama científico-histórico está alteradísimo pues sospechan de un timo con trucaje: “y una mierda –dice Paul- una puta mierda para el que no me crea”; no aportó más datos en su justificación. Una puta mierda.

Según su teoría, ancestros de Homo Sapiens quizá también entraron en contacto con el manjar: “lo que es seguro es que hoy en día el Homo Sapiens come kebabs”. Ante estas palabras hizo un gesto de satisfacción-sabiduría, subiendo su barbilla y calló durante unos segundos. Si esto es así, ¿por qué no abrieron kebabs en países civilizados de Europa hasta hace dos días, y luego en España hasta hace un día y medio? No tenemos respuestas a estas preguntas de la humanidad, pero al menos estamos algo más situados en nuestra verdadera esencia: la esencia del shawarma, nuestra profunda espiritualidad.
Detalle de la pintura "El tío del kebab"
Algunos prehistoriadores sostienen que estos descubrimientos demuestran que los antiguos también sentían la necesidad de comer antes de salir de fiesta o bien de resaca a un precio razonable. Otros han encontrado el argumento ideal para dar un trasfondo científico a sus teorías: que los trabajadores de los restaurantes kebab provienen en realidad de otro planeta y se han visto envueltos en todos los acontecimientos históricos: la construcción de las pirámides, la caída del imperio romano y el triunfo de Masiel en Eurovisión.

Paul –como el pulpo- quiere trabajar más este descubrimiento y publicarlo en algún lugar. Kebab es Arte Barcelona le ofrece su cobijo e infraestructura para que resuene en el gran eco de la humanidad. Hoy, de nuevo, estamos contentos de ser del kebab como las grandes aves son al cielo. Como en los versus del haiku:

"Rollos de carne 
con alas, que se escapan 
y no se asan."

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